En el interior de Mesopotamia, la agricultura y la
ganadería se impusieron entre el 6000 y el 5000 a. C., suponiendo
la entrada de lleno al Neolítico. Durante este período, las nuevas
técnicas de producción que se habían desarrollado en el área neolítica inicial
se expandieron por las regiones de desarrollo más tardío, entre ellas la
Mesopotamia interior.1 Este
hecho conllevó el desarrollo de las ciudades. Algunas de las primeras fueron Buqras, Umm
Dabaghiyah y Yarim y, más tardíamente, Tell es-Sawwan y Choga
Mami, que formaron la llamada cultura Um Dabaghiyah.
Posteriormente
ésta fue sustituida por las culturas de Hassuna-Samarra, entre el 5600 y
el 5000 a. C., y por la cultura Halaf entre el 5600 y
el 4000 a. C. (Halaf tardío).
Aproximadamente en el 3000 a. C.,
apareció la escritura, en aquella época utilizada solo para llevar las cuentas
administrativas de la comunidad. Los primeros escritos que se han hallado están
escritos sobre arcilla (muy frecuente en aquella zona) con unos dibujos
formados por líneas (pictogramas).
La civilización urbana siguió avanzando durante el período de El Obeid (5000 a. C. –3700 a. C.)
con avances en las técnicas cerámicas y de regadío4 y
la construcción de los primeros templos urbanos.
Tras El Obeid, se sucede el Período de Uruk,
en el cual la civilización urbana se asentó definitivamente con enormes avances
técnicos como la rueda y el cálculo, realizado mediante anotaciones
en tablillas de barro y que evolucionaría hacia las primeras formas de
escritura.
Localización aproximada de las culturas Hassuna-Samarra y Halaf durante el "período 6".
Los sumerios
Después
del año 3000 a. C. los sumerios crearon en la baja
Mesopotamia un conjunto de ciudades-Estado: Uruk, Lagash, Kish, Uma,
Ur, Eridu y Ea cuyo medio económico se basaba en el
regadío. En ellas había un rey absoluto, que se hacía llamar «vicario» del dios
protector de la ciudad. Fueron los primeros en escribir (escritura cuneiforme),
también construyeron grandes templos.
El período dinástico arcaico
La
difusión de los avances de la cultura de Uruk por el resto de Mesopotamia
meridional dio lugar al nacimiento de la cultura sumeria. Estas técnicas
permitieron la proliferación de las ciudades por nuevos territorios y regiones.
Estas ciudades pronto se caracterizaron por la aparición de murallas, lo que
parece indicar que las guerras entre ellas fueron frecuentes. También destaca
la expansión de la escritura que saltó desde su papel administrativo y técnico
hasta las primeras inscripciones dedicatorias en las estatuas consagradas de
los templos.
Pese a la existencia de las listas reales
sumerias la historia de este período es relativamente desconocida, ya que
gran parte de los reinados expuestos en ellas tienen fechas imposibles. En
realidad, estas listas se confeccionaron a partir del siglo
XVII a. C., y su creación se debió probablemente al deseo de los
monarcas de remontar su linaje hasta tiempos épicos. Algunos de los reyes son
probablemente reales pero de muchos otros no hay constancia histórica y otros
de los que se sabe su existencia no figuran en ellas.
Situación de las principales ciudades sumerias y alcance de esta cultura durante el período dinástico arcaico.
El Imperio acadio
Los
semitas eran nómadas que habitaban en la península arábiga. Hacia 3000 a. C. se
extendieron hacia el norte, fundando diferentes grupos como los amorreos,
en los que se incluyen fenicios, israelitas y arameos. En
Mesopotamia el pueblo semita que adquirió mayor relevancia fueron los acadios.
Hacia 2350 a. C., Sargón, un
usurpador de origen acadio, se hizo con el poder en la ciudad de Kish.
Fundó una nueva capital, Agadé y conquistó el resto de ciudades
sumerias, venciendo al rey de Umma hasta entonces dominante, Lugalzagesi.
Este fue el primer gran Imperio de la historia y sería continuado por los
sucesores de Sargón, que se tendrían que enfrentar a constantes revueltas.
Entre ellos destacó el nieto del conquistador, Naram-Sin. Esta etapa marcó
el inicio de la decadencia de la cultura e idioma sumerios en favor de los
acadios.
El Imperio se deshizo hacia el 2220 a. C.,
debido a las constantes revueltas y las invasiones de los nómadas gutis y amorreos.
Tras su caída, la región entera cayó bajo el dominio de esta tribu, que se
impuso sobre las ciudades-Estado de la región, especialmente en el entorno de
la destruida Agadé. Las crónicas sumerias los describen constantemente de forma
negativa, como "horda de bárbaros" o "dragones de montaña",
pero es posible que la realidad no fuese tan negativa; en algunos centros se
produjo un verdadero florecimiento de las artes, como la ciudad de Lagash por
ejemplo, especialmente durante el gobierno del patesi Gudea. Además
de la calidad artística, en las obras de Lagash se utilizaron materiales
provenientes de regiones lejanas: madera de cedro del Líbano o diorita, oro y
cornalina del valle del Indo; lo que parece indicar que el comercio
no se debió ver especialmente lastrado. Las ciudades meridionales, más alejadas
del centro de poder guti, compraban su libertad a cambio de importantes
tributos; Uruk y Ur prosperaron durante sus IV y
II dinastías.
Renacimiento sumerio
Según una tablilla conmemorativa fue Utu-hegal,
rey de Uruk, quien en torno a 2100 a. C. derrotó y
expulsó a los gobernantes gutis de las tierras sumerias. Su éxito no
le sería de mucho provecho ya que poco después fue vencido por Ur-Nammu,
el rey de Ur. Ésta pasó a ser la ciudad hegemónica en toda la región
durante el período de la Tercera Dinastía de Ur (también se suele
denominar este período como Renacimiento sumerio). El Imperio surgido a
raíz de esta hegemonía sería tan extenso o más que el de Sargón, del que
tomaría la idea de Imperio unificador, influencia que se aprecia incluso en la
denominación de los monarcas, que a imitación de los acadios se harán llamar
"reyes de Sumer y Acad". A Ur-Nammu le sucederá su
hijo Shulgi, quien combatió contra el reino oriental de Elam y
las tribus nómadas de los Zagros. A éste le sucedió su hijo Amar-Suen y
a éste primero un hermano suyo, Shu-Sin y después otro Ibbi-Sin.
En el reinado de este último los ataques de los amorreos, provenientes de Arabia,
se hicieron especialmente fuertes y en el 2003 a. C. cayó el
último Imperio predominantemente sumerio. En adelante será la cultura acadia la
que predomine y posteriormente Babilonia heredará el papel de los grandes
imperios sumerios.
Las dinastías amorritas
Con la caída de la hegemonía de Ur no se repitió un
período de oscuridad como el que había acontecido con la del Imperio acadio.
Esta etapa estará marcada por el ascenso progresivo de dinastías amorritas en
prácticamente todas las ciudades de la región.
Durante los primeros 50 años parece que fue la
ciudad de Isín la que trató sin éxito de imponerse en la región.
Posteriormente, hacia1930 a. C. serán los monarcas de Larsa los
que se lancen a la conquista de las ciudades vecinas, atacando Elam y
las ciudades del Diyala y conquistando Ur, pese a lo cual no
consiguió un dominio completo en la región; sin embargo, conservó su hegemonía
hasta prácticamente el surgimiento del Imperio paleo babilónico de Hammurabi,
salvo un período entre 1860 y 1803 a. C. en el
que la vecina Uruk consigue desafiar su liderazgo.
En Elam la influencia acadia se hizo más fuerte y
el reino pasó a inmiscuirse cada vez más en la política mesopotámica. En la
Mesopotamia septentrional empezaron a surgir los primeros estados fuertes,
posiblemente reformados por el comercio existente entre las áreas meridionales
y Anatolia, destacando principalmente el nuevo reino de Asiria, el cual
llegaría a expandirse hasta el Mediterráneo bajo el reinado de Shamshi-Adad
I.
El Imperio paleo babilónico
En 1792 a. C. Hammurabi llega
al trono de la hasta entonces poco importante ciudad de Babilonia, a
partir de la cual comenzará una política de expansión; en primer lugar se
liberó de la tutela de Ur para,
en 1786, enfrentarse al vecino rey de Larsa, Rim-Sin, arrebatándole sín y Uruk;
con la ayuda de Mari, en 1762 venció a una coalición de ciudades de la ribera
del Tigris, para, un año después, conquistar la ciudad de Larsa. Tras esto
se autoproclamó como rey de Sumer y Acad, título que había surgido
en tiempos de Sargón de Acad, y que se había venido utilizando por los
monarcas que conseguían el dominio de toda la región de Mesopotamia. Tras un
nuevo enfrentamiento con una nueva coalición de ciudades conquistó Mari, tras
lo cual, en 1753, completó su expansión con la anexión de Asiria y Eshnunna,
al norte de Mesopotamia.
Con el paso de los siglos la imagen del monarca se
mitificó, no solo debido a sus conquistas, sino también a su actividad
constructora y de mantenimiento de los canales de riego, y a la elaboración de
códigos de leyes, como el conocido código de Hammurabi. Todo esto le
colocó en la estela de Sargón I.
Hammurabi murió en 1750 a. C.,
siendo sucedido por su hijo Samsu-iluna, quien tuvo que enfrentarse a un
ataque de las nómadas casitas. Esta situación se repetiría en 1708 a.C.,
durante el reinado de Abi-Eshuh. En efecto, desde la muerte del
conquistador, los problemas con las casitas se habían multiplicado. Esta
presión fue constante y en progreso durante el siglo XVII a. C.,
lo que fue desgastando al Imperio. Fue un ataque del rey hitita, Mursili
I, lo que le dio el golpe de gracia a Babilonia, tras lo cual la región cayó
bajo el poder de las casitas.
DE WIKIPEDIA LA ENCICLOPEDIA LIBRE
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